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- Cómo se conectan los carbohidratos y el azúcar con la insulina
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Por Dan DeFigio
La diabetes es una de las mayores amenazas para la salud humana moderna. Con un alto consumo de azúcar, bajas cantidades de ejercicio y demasiadas calorías en general (lo que desafortunadamente describe la mayor parte de los Estados Unidos en estos días), el cuerpo se ve obligado a producir más y más insulina, una hormona que es esencial para prevenir una acumulación peligrosa de azúcar en el torrente sanguíneo, pero que, a niveles altos, puede causar problemas.
Los altos niveles de insulina hacen que usted almacene grasa y anhele más comida. Este ciclo continúa a lo largo de los años, y a medida que aumenta de peso, su cuerpo se vuelve cada vez menos sensible a la insulina, y anhela más y más azúcar. El resultado final es la obesidad y la resistencia a la insulina, que conducen a la diabetes.
La fuente más importante de combustible para su cuerpo es la glucosa, que entra en el torrente sanguíneo después de comer. La glucosa entonces viaja a través de su torrente sanguíneo y es utilizada por cada célula de su cuerpo para obtener energía.
El páncreas, un órgano ubicado detrás de su estómago, está a cargo de liberar hormonas que hacen que su cuerpo almacene o libere calorías. Una de esas hormonas es la insulina.
La insulina «desbloquea» sus células para permitir que el azúcar que circula en la sangre entre en las células, donde puede convertirse en energía. Después de comer, el páncreas siente un aumento en su nivel de azúcar en la sangre y libera la insulina necesaria para mover el azúcar de la sangre a sus células.
Cuando usted come demasiados carbohidratos (especialmente azúcares y carbohidratos bajos en fibra), su páncreas se ve obligado a secretar mucha insulina para controlar toda esa azúcar.
La insulina generalmente hace un trabajo adecuado de transportar todo ese azúcar a los lugares correctos (incluyendo convertir todo el azúcar extra en grasa), pero tener niveles altos de insulina regularmente causa varios problemas serios:
- Los altos niveles de insulina disminuyen su capacidad para quemar grasa corporal como combustible.
- Con el tiempo, su cuerpo se vuelve menos sensible a toda la insulina adicional, y requiere más y más de ella para controlar los niveles de azúcar en la sangre. Esto se llama resistencia a la insulina y conduce inevitablemente a la diabetes tipo 2.
- Los altos niveles de insulina bajan los niveles de azúcar en la sangre – después de todo, eso es trabajo de la insulina. Demasiada insulina reduce los niveles de azúcar en la sangre demasiado. ¡Choque de azúcar! Esto causa más antojos.
- Los altos niveles de insulina lo hacen sentir somnoliento y perezoso.